Una tarde fría de Diciembre

Os presento una de las sesiones de pareja más difíciles que he hecho... la mía...
Si, habéis leido bien, una sesión de pareja muy especial, ya que en esta ocasión me puse delante de la cámara, cosa que me cuesta mucho... pero os he de reconocer una cosa, me apetecía mucho tener unas fotos como las que hago a mis parejas y sobre todo saber que se siente al ver el resultado...
Como siempre me gusta predicar con el ejemplo, aprovechando que tenía que buscar localizaciones para mis sesiones, convencí a mi pareja para hacernos esta sesión los 2..., bueno los 3 porque también se vino nuestro perro.
Disfrutamos mucho, aunque pasamos mucho frío, pero mereció la pena. Fueron 2 horas muy especiales y muy intensas, llenas de risas y buenos momentos, ya que imaginaos... trípode en mano, coloca la cámara, dispara y sal corriendo... es bastante cómica la situación... Podía haber pedido a otro fotógrafo que nos las hiciera, pero no hubiera sido lo mismo, y os aseguro que es muy complicado estar tanto detrás como delante de la cámara al mismo tiempo... complicado y ¡agotador! pero ¿quién lo iba a hacer con más cariño que yo misma? 
Como me habréis escuchado decir en muchas ocasiones, no hay nada que me guste más que fotografiar el amor... y si me encanta hacerlo de todas las parejas que confían en mi, imaginaos a la mía..., es genial!
He de agradecer a mi pareja, la infinita paciencia que tiene conmigo, porque reconozco que como muchas veces le digo, no es fácil vivir con una fotógrafa, sobre todo con alguien como yo que le apasiona su trabajo y no descansa nunca. Siempre se puede inventar algo, o se puede experimentar con esto o lo otro... pero así soy yo... 
Gracias por haber compartido conmigo tantas cosas y por apoyarme siempre, quiero dedicarte este trabajo tan particular y especial... y como ya sabéis todos, ¡¡¡que viva el amor y que no muera nunca, es lo más bonito que existe y por lo que merece la pena todo!!!
Cuidaos mucho.

Beatriz